EL TRABAJO: Nuestro medio para vivir.
Francisco y Clara consideraban el trabajo como un don de Dios y lo llamaron gracia. Nosotras, sus hermanas, cumplimos cada día la ley común del trabajo como participación en la obra creadora y redentora de Dios. La ociosidad es enemiga del alma. El trabajo nos ayuda a equilibrar y elevar la vida espiritual. Aceptamos en común y de buen grado cualquier clase del labor, por humilde o pesado que sea, y trabajamos ante Dios devotamente y con cuidado porque todo lo destinamos a su gloria y para el bien de los hermanos los hombres.
Como aconseja nuestra fundadora, las hermanas debemos trabajar bajo la mirada amorosa y gozosa del Padre. Las hermanas clarisas de Carmona, aparte de la limpieza, la cocina, la oración y otros trabajos diarios, hacemos los dulces para ganarnos el pan de cada día y como medio de vida, y mostramos el patrimonio de nuestras antepasadas a fin de manifestar la devoción sucedida en estos muros. Y es que San Pablo indica claramente que “quien no trabaja no come”.