LA FRATERNIDAD: en ella somos hermanas.
Entre la vida común y la fraterna existe una clara distinción. Vivir en comunidad y en fraternidad consiste en entregarse y sacrificarse en su totalidad a Cristo y mostrar fidelidad a su mensaje a través del amor a las hermanas. El Señor nos llama a su Reino, a su misión y en su busca, para dar testimonio de lo que hemos visto y oido. Siendo llamadas, intentamos vivir unidas a Cristo, para que El nos ayude a alcanzar la plenitud de la madurez humana y cristiana, haciéndonos pobres y humildes.
Como seguidoras de Santa Clara, continuamos el camino que ella nos indicó hacia la vida eterna. Estamos llamadas a vivir en la comunidad porque así lo dispone la voluntad del Eterno como muestra de nuestra vocación evangélica. La fraternidad nos ayuda a reconocernos en Dios viendo su rostro en las otras consagradas, y así profundizar la misión de Jesús como él lo hizo al rodearse de los apóstoles.
«Es un don precioso el de tener hermanas, el Señor nos las regala».